“9 millas, razonablemente llanas” no es suficiente para adivinar lo difícil que puede ser recorrer el camino de casa al trabajo (y viceversa). El tráfico, y la seguridad en general, es otra de las preocupaciones, sobre todo si no se lleva la bicicleta en la sangre. La calidad de la carretera también importa: el asfalto liso, por ejemplo, es mucho más fácil que el polvo o la grava.
Uno de los problemas de ir al trabajo en bicicleta es que no tienes libertad para tomar muchas decisiones (a diferencia de un viaje de domingo por la tarde). Si no dependes de la bicicleta como medio de transporte, puedes decidir cada mañana si vas o no. No eres libre de tomar la misma decisión por la tarde (a menos que puedas dejar la bici en el lugar de trabajo durante la noche). No eliges el tiempo. No eliges el horario. No eliges dónde ir.
Sin embargo, ir en bici al trabajo es una forma estupenda de empezar el día y purgar un poco la cabeza. Definitivamente vale la pena intentarlo y perseverar. Descansa todo lo que puedas cuando no estés en la bici (duerme mucho). Ve todos los días si te sientes bien, ve cada dos días si estás demasiado cansado. Pide prestada una bicicleta si sólo quieres probarla. Cuídate, y buena suerte.